Lejos de la realidad: Capítulo 28

Capítulo 28


La noche había caído cuando llegó a su casa y tan solo quedaba una hora para volver a la de Jeff. Bajó a la cocina pero Lav no se encontraba en casa lo que hizo que sintiese una tranquilidad inmediata, no tendría que explicarle porque volvía a salir, bastaría con dejar una nota como que llegaría tarde.
Subió las escaleras y una vez arriba, se metió en la ducha; no quería perder mucho tiempo pero eso no le impedía disfrutar un poco del agua caliente cayendo por sus hombros hasta sus pies. Habían pasado muchas cosas en su día: el mensaje, la arrogancia de Jeff, las burlas de Logan cuando sin pensarlo demasiado se había semidesnudado en la calle, y lo que realmente la había incitado a hacerlo, el calor en su pecho proveniente del colgante. Una vez se había vuelto a vestir en la calle se había quitado el colgante con mucho cuidado. El colgante había llamado la atención de Logan pero no le dejó acercarse y alegando que tenía prisa lo había dejado allí mientras guardaba el cisne en el pantalón.
Una vez fuera se vistió rápido, un moño alto conjuntado con una camiseta violeta y unos pantalones vaqueros. Gin era el tipo de chica que daba igual como de mal fuese, puesto que siempre se veía bien, y aunque ella no lo sabía, eso era algo que Lav envidiaba de ella. Una vez en la entrada de la casa se acercó al mueble que allí se encontraba y cogió la cartera y las llaves, ni siquiera llevaría el móvil. No tenía intención de responder a nadie. Cuando iba a salir una sensación le hizo pensar que necesitaba algo y sin darse cuenta había subido las escaleras y estaba buscando entre el montón de ropa. Y lo encontró, donde mismo lo había guardado, el colgante y se lo puso.

No había mucho camino entre las dos casas y, mirando el reloj, se dio cuenta de que todavía le sobraba media hora. Nunca había sido de las que tardan, no le gustaba maquillarse y mucho menos peinarse por lo que solo lo hacía en ciertas ocasiones. Decidió dar un paseo largo y pasar por el parque en vez de ir directa, así perdería más tiempo y sería menos el que tendría que pasar con él. Tardó unos veinte minutos en llegar y antes de tocar la puerta tomó una profunda respiración para evitar montar un espectáculo.
Tocó el timbre y pasaron segundos hasta que una joven rubia de ojos azules le abrió la puerta. Una sensación de rencor había subido por su espalda. ¿Celos?. No, ella no era celosa. Eso no podía ser.

"Así que esto es a lo que se dedica mientras yo me siento totalmente extraña en cuanto a lo de esta noche"

Volvió a mirar a la rubia pero desde abajo, se fijó en que llevaba en unos tacones rojos que hacían que sus piernas pareciesen más largas y esbeltas de lo que ya eran, estas terminaban en donde empezaba el pantalón vaquero corto, bueno, corto o inexistente. Y una camisa blanca en pico que mostraba más de lo que podía esconder. Al poco tiempo apareció Johanna por detrás.

-Ah, hola Gin -durante un instante pareció sorprendida pero tardó muy poco en poner una sonrisa en su rostro - ¿Necesitas algo?
- La verdad es que había quedado con tu hermano -la sonrisa de Johanna creció un poco más.
- Claro, pasa entonces. No te quedes ahí fuera, seguro que no tarda mucho en volver.
-¿Volver?
-Sí salió un momento.- Cerró la puerta tras de sí y se giró hacia Ginger- Ah, se me olvidaba... Ella es Beatriz, mi mejor amiga.
- Encantada, Gin.

"Así que Jeff no está y ella es solo la mejor amiga de Johanna..."  Ginger notó como el sentimiento que antes tenía en cuanto a la "rubiadepiernaslargas - Beatriz" desapareció.
Las tres estaban sentandas en torno a la mesa de la cocina aunque Gin era la única que no se incluía en la conversación bajo ningún concepto, su mente no estaba centrada en ese mismo momento si no en como pasaban los minutos en el reloj y Jeff no aparecía. A las ocho exactas el búho del reloj de la cocina comenzó a sonar a la par que la puerta de la entrada se abría. Un leve cosquilleo reptó por su pecho hacia su cuello, no sabía porqué, nunca había ocurrido pero algo le dijo que si se daba la vuelta aparecería la cara de Jeff en la entrada de la cocina, si no era suficiente con la pista de que en ese piso solo dos personas podían tener la llave y una de ellas estaba sentada enfrente. Se giró y allí estaba, mirándola fijamente.

-Veo que eres puntual Burdock.
-Y yo veo que tu puntualidad roza los límites.
-Son las ocho así que no puedes decirme nada. -Jeff levantó la mirada y sonrío a Beatriz. -Hola Bea, no te había visto.
-Hola... -la "rubiadepiernaslargas" parecía a punto de derretirse.
-¿Nos vamos?¿ O piensas esperar a que se te pase el arroz ahí sentada?-la cara de Gin parecía una cerilla recién encendida a punto de carbonizar cualquier cosa que se acercase. Sin responder se levantó y se dirigió hacia la puerta no sin susurrar un suave "adios" hacia Beatriz y Ginger.

Jeff se acomodó en el asiento del conductor de su coche mientras que Gin tuvo que dar toda la vuelta hasta llegar al asiento del copiloto y sentarse al lado. Ninguno dijo nada durante el viaje, el cual se hizo demasiado corto con la música de fondo. El nerviosismo de Gin empezó a ser palpable cuando se acercaban y empezó a tamborilear los dedos en su rodilla para intentar desquitarse del temblor que sentía. Una vez Jeff aparcó ella siguió moviendo los dedos y mirando al frente, sin mover ninguna otra parte de su cuerpo. Mirando de reojo a Jeff observó que su mano rozó su brazo pero de manera instintiva lo alejó. Una sensación extraña le recorrió, como una electricidad.

- Hey, no va a pasarte nada... Yo voy a estar aquí esperándote...
- No sé si quiero ir sola, es decir, el otro día fui pero creo que ... que quiero que vengas conmigo...
Antes de que pudiese notarlo la mano de Jeff estaba sobre su hombro, apretándolo , pero no de manera brusca, era más bien un toque suave. Lentamente su mano bajó por el brazo haciendo que a su paso dejase un cosquilleo cálido y reconfortante. Tiró un poco de ella hasta dejarla lo suficientemente cerca para crear un ambiente tan tenso como ameno. Los músculos de Ginger no ayudaban, inmóviles como estatuas aunque su mano instintivamente había parado en la mejilla de Jeff mientras que la de él se había posado en el borde de su cintura. Sus frentes casi tocándose, aspirando el mismo aire compartiendo un momento que solo les pertenecía a ellos. Gin no recordaba la suavidad de la piel de Jeff y, casi sin quererlo, se acercó un poco más. Sus labios a centímetros, energía corriendo por sus venas. Sin esperar mucho más él posó sus labios en los de Gin, al principio tierno luego los dos parecieron fundirse en uno. Las manos de Gin apretadas en la nuca de Jeff mientras se besaban profundamente, como si ansiasen ese momento desde hace mucho, como si uno tuviese sed y el otro fuese el agua, succionándose. Jeff se alejó dándole pequeños besos en los labios y recorriendo su mándibula mientras fijaba su mirada en la de ella...

-Si es lo que quieres... te acompañaré -y una sonrisa tímida se pintó en la cara de Gin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario