Mira a
todos lados y no ve a nadie parecido a Ian, mira el reloj, ha llegado
tarde, tal vez por eso haya pensado que era mejor irse que seguir
esperando por ella aunque prefiere ser optimista y que en realidad no
le ha visto porque se ha retrasado o porque tiene muchos clientes en
la panadería de su madre, aunque eso último no puede ser, pues Lav
le había afirmado que no iba a trabajar hoy. A pocos metros hay un
banco enfrente de un pequeño lago con patos, se acerca a él y se
sienta <<grrrrrrrrr>>, su estómago empieza a gruñir
fuertemente. Se dedica un momento a la belleza del paisaje que tiene
delante, saca de la bolsa uno de los bocadillos hecho por su hermana,
vegetal, no sabe si eso a los animales les gustará, casi ni le gusta
a ella, asi que opta por coger un poco de la miga del pan y acercarse
al lago, cuando va a entrar a la zona precintada como “zona verde”
ve un cartelito, el típico que pone “¡Por favor, no dar de comer
a los animales!” pero como siempre ha vivido a su manera decide
olvidarse del cartelito y acercarse a los pequeños bichos que se
asoman lentamente, ilusionados cuando ven que les trae algo de
comida.
- Vale, os voy a dar unas migas pero no podéis decírselo a nadie o me arrestarán vuestros amigos los policías. - se acercó un poco más para decirles esta frase, como si me fuesen a entenderla.
- Vale, os voy a dar unas migas pero no podéis decírselo a nadie o me arrestarán vuestros amigos los policías. - se acercó un poco más para decirles esta frase, como si me fuesen a entenderla.
Cuando ya les ha dado las pocas migas que había decidido entregarles a esos animales se sienta en el césped de alrededor, afina su oido para escuchar el ruido de las aves que por allí se encuentran pero lo único que consigue escuchar con total atención son unos pasos fuertes. Se acerca otra vez al lago al ver un pequeño cisne asomado al borde, tiene un pico naranja y el resto del cuerpo negro con pequeñas rayas blancas en el interior de las alas que empezó a mover como señal de aviso y de repente plaf, ha caído al agua, unas manos fuertes la cogen de nuevo, le tapan los ojos y empieza a patalear en el aire.
- Suélteme, Suélteme o llamaré a la policía. - dice mientras sigue chillando y pataleando.
- Creo que el que debería llamar a la policía soy yo guapa, por haberte saltado la advertencia que está antes de entrar en este parque. - Reconoce esa voz grave y fuerte, deja de patalear enseguida.
- ¿Ian? -pregunta, aunque realmente sabe la respuesta.
- No, Ian Hamson para tí, no te mereces que te deje llamarme por mi nombre solamente después de haber hecho esa locura. -le destapa los ojos y la acuesta ensima de su hombro.
- Bájame, bájame enserio Ian.
- No.
- Pues vale. -coge el bolso que tiene en la mano, aunque no sabe como logró cogerlo y le pega fuertemente.
- Ay.
- Bájame o te vuelvo a pegar, y esta vez hablo enserio -pone el tono más serio que puede poner y la baja.
- Desde luego, no hay quien te haga una broma Gin
Le
invita a sentarse en el mismo banco que se había sentado
anteriormente, pero la diferencia con antes es que cuando se sienta
esta vez, su ropa empieza a escurrir y su trenza empieza a
destrozarse, efecto de haber caído en el agua, ¿cómo ha sido
capaz de tirarla al agua? Si lo llegan a ver podrían haberle
multado, o a los dos, por ella haberle dado de comer a los cisnes y
patos del lago, de repente vuelve a ella la imagen de aquel cisne
pequeño, parecía indefenso y no recordaba haber visto ninguno
semejante, recuerda como agitó las alas probablemente cuando venía
Ian, era un lugar relajante pero después de todo lo que ocurrió por
lo único por lo que volvería sería para ver aquel maravilloso
cisne que le encandiló. Se dirige a coger la bolsa con los
bocadillos, pero a su lado solo encuentra su bolso y a Ian.
- ¿Dónde coño habré dejado los bocadillos? Mi hermana preparó doble de todo, pensó en ti.
- Lo sé, tu hermana es un sol, siempre piensa en todo, lo que no pensó es que te tiraría al agua y con ello caería tu preciosa trenza. - ve que mira su pelo y empieza a reirse
- Cállate idiota, espero que sepas como solucionar esto en una hora y media, porque no pienso volver a trabajar así
- Mmmmm, no la verdad es que no sé, pero venga Gin no te enfades, solo era una broma –y vuelve a reirse.
- Pues yo no le vi la gracia -gira la cara, no quiere mirarle porque sabe que terminará riéndose
- ¿Dónde coño habré dejado los bocadillos? Mi hermana preparó doble de todo, pensó en ti.
- Lo sé, tu hermana es un sol, siempre piensa en todo, lo que no pensó es que te tiraría al agua y con ello caería tu preciosa trenza. - ve que mira su pelo y empieza a reirse
- Cállate idiota, espero que sepas como solucionar esto en una hora y media, porque no pienso volver a trabajar así
- Mmmmm, no la verdad es que no sé, pero venga Gin no te enfades, solo era una broma –y vuelve a reirse.
- Pues yo no le vi la gracia -gira la cara, no quiere mirarle porque sabe que terminará riéndose
Ian,
que ve lo que intenta, le coge la cara y le da un beso en la mejilla,
de repente se encuentra con sus ojos que en ese momento adquieren ese
tono verdoso y se queda hipnotizada, mueve la cabeza de un lado a
otro, “No Gin, es tu amigo de toda la vida, no, además hacía
tiempo que no lo veías, solo eso”. Y tanto tiempo que no lo veía,
se da cuenta de que está más alto e incluso está más fuerte, es
probable que haya salido a jugar con los amigos más de una vez por
el bosque, aunque salir de ahí cada vez es más difícil, la verja
negra que rodea el pueblo está siendo restaurada, dicen que han
encontrado animales salvajes y que necesitan arreglarla a toda costa
antes de que puedan entrar en el pueblo y destrozarlo.
A su
mente vienen los momentos en los que su madre, su padre, Lav y ella
eran una familia unida, sin destrozar por la pequeña guerra que se
formó años después y salían a dar una vuelta por el bosque, Lav y
Gin se dedicaban a coger hojas de todos los árboles nuevos que
encontraban y Sonia, su madre, les decía cuáles eran buenas para
crear medicinas y cuáles no, ella olvidaba enseguida eso, pues no
era algo que le gustase, le llamaban otras cosas. Dibujar es algo que
se le daba mal, asi que se dedicaba a escribir todo aquello que veía,
a describir con palabras todo lo que le emocionaba y gustaba en el
bosque, en cambio, a Lav, todos la veían como la próximo médico de
la familia, le encantaba trabajar con su madre haciendo medicinas
naturales con aquellas hojas. Eso le recuerda que de todos los
escritos, los cuales recuerda uno a uno con total claridad, no
recuerda hablar de animales salvajes, solo hablaba de animales
pequeños y dóciles, que se llevaban bien con la naturaleza, el
escrito que mejor recuerda es el de una ardilla.
“...Y
cuando me dí cuenta alrededor de mis pies había una pequeña
ardilla, era de color marrón claro pero por la altura del lomo tenía
cuatro rayas dos negras y dos beige, la cola era realmente grande,
cuando se ponía de pie, la cola le recorría todo el cuerpo, en
cambio, cuando corría, la cola se estiraba más allá del cuerpo,
parecía flexible y modelable según la ocasión, quise acariciarla,
pero de repente cuando estaba bajando para acercar mis dedos a su
cola, oímos un disparo y la ardilla salío corriendo hacía el árbol
más cercano para trepar a él con la mayor rapidez posible, pero no
lo logró, otro disparo salió del mismo lugar de dónde había
salido el anterior y la ardilla cayó al suelo, quise ayudarla,
acercarme a ella pero mi padre me cogió y me llevó corriendo a
casa, Sonia llevaba a Lav, iban corriendo, no entiendo por qué
habían matado aquella ardilla, cuando llegamos a casa, Sonia cerró
la puerta, teníamos cuatro cerraduras pero nunca las habíamos
utilizado todas hasta hoy, eso consiguió que yo no pudiera abrirlas
y escaparme, solo quería correr a ayudar a la ardilla pero mi padre
lo impidió, me prohibió salir hasta que el supiese que era seguro,
debía protegernos...”
El escrito seguía, ese día fue unos meses antes de empezar la
guerra, nunca supo si eso tenía algo que ver con ello, si ese
disparo era un inicio de todo lo que vendría después, nunca lo supo
bien. Sonia siempre decía que tenía un don, una memoria capaz de
recordar todo lo que veía, una visión ampliada de las cosas pues
era capaz de ver cualquier fallo, cualquier cosa extraña a su
alrededor, podía percatarse de cualquier suceso, de cualquier
persona, de cualquier ruido, de cualquier animal, antes que nadie y
le decía que algún día le serviría para algo, pero a día de hoy
sigue sin verle nada bueno.
- Ey, que piensas. -la voz de Ian la despierta de sus sueños, o mejor dicho, pesadillas.
- Nada, solo estaba recordando a Sonia, y me fui un poco. -se dirige a coger la bolsa que esta vez si aparece a su lado, son vegetales, esta niña me quiere matar, odio los vegetales -ríe de mala gana.
- Siempre te negarás a llamarla de otra manera, ¿no? -La expresión de su cara había cambiado, estaba serio y no quería que ese día terminase mal, por lo menos no con él.
- ¿Te gusta o no? -cambia de tema y le da un mordisco al bocadillo, aunque no le guste, no le queda otra, Ian se lo metería por la boca aunque tuviese que morderle para gritar y aprovechar el momento, ríe ante su ocurrencia.
- ¿De qué te ries? -se ha percatado de su risa y parece haberse relajado, Es probable que eviten ese tema hoy, no le apetece hablar de su madre, le da un mordisco a su bocadillo- Sí, me gusta, puedes decirle a tu hermana que es una gran cocinera.
- Para hacer un bocadillo con vegetales dentro no hace falta ser cocinera profesional ¿sabes?
- Para ti, todo es fácil pero no serías capaz ni de abrir el bocadillo -le pica un poco.
- Pues si prefieres a mi hermana, podrías haber quedado con ella en vez de conmigo ¿no crees?
- Pero la diferencia, es que a Lav, la quiero como una hermana, tu eres mi mejor amiga, aunque tu ya no te acuerdes casi de mi, ni siquiera te has dignado a saludarme
- Tienes razón, pero por picarme ahora no te mereces que te salude.
- Tranquila, la hora del saludo ya ha pasado de todas formas. - Gin se acerca un poco a su mejilla y le da un beso.
- ¿Contento? -ve que su sonrisa se agranda- Me lo tomaré como un sí.
- Ey, que piensas. -la voz de Ian la despierta de sus sueños, o mejor dicho, pesadillas.
- Nada, solo estaba recordando a Sonia, y me fui un poco. -se dirige a coger la bolsa que esta vez si aparece a su lado, son vegetales, esta niña me quiere matar, odio los vegetales -ríe de mala gana.
- Siempre te negarás a llamarla de otra manera, ¿no? -La expresión de su cara había cambiado, estaba serio y no quería que ese día terminase mal, por lo menos no con él.
- ¿Te gusta o no? -cambia de tema y le da un mordisco al bocadillo, aunque no le guste, no le queda otra, Ian se lo metería por la boca aunque tuviese que morderle para gritar y aprovechar el momento, ríe ante su ocurrencia.
- ¿De qué te ries? -se ha percatado de su risa y parece haberse relajado, Es probable que eviten ese tema hoy, no le apetece hablar de su madre, le da un mordisco a su bocadillo- Sí, me gusta, puedes decirle a tu hermana que es una gran cocinera.
- Para hacer un bocadillo con vegetales dentro no hace falta ser cocinera profesional ¿sabes?
- Para ti, todo es fácil pero no serías capaz ni de abrir el bocadillo -le pica un poco.
- Pues si prefieres a mi hermana, podrías haber quedado con ella en vez de conmigo ¿no crees?
- Pero la diferencia, es que a Lav, la quiero como una hermana, tu eres mi mejor amiga, aunque tu ya no te acuerdes casi de mi, ni siquiera te has dignado a saludarme
- Tienes razón, pero por picarme ahora no te mereces que te salude.
- Tranquila, la hora del saludo ya ha pasado de todas formas. - Gin se acerca un poco a su mejilla y le da un beso.
- ¿Contento? -ve que su sonrisa se agranda- Me lo tomaré como un sí.
Hola Nora, estoy siguiéndote con tu historia ;-) Me gusta como va, sigue actualizando
ResponderEliminarSaludos desde Perú.
M.
también de Perú :)
EliminarMuchas gracias, seguiré actualizano todas las semanas mínimo una vez.
ResponderEliminarSaludos desde Canarias.