Lejos de la realidad: 19

19

 Se miró en el espejo de su habitación, no sabía que estaba a punto de hacer ni en que pensaba meterse pero existía una fuerza superior a ella que la arrastraba a cometer tal estupidez según su criterio. Se quedó un rato observando su figura, vestía un pantalón color negro largo y ajustado además de una camisa blanca que a la luz dejaba clara la forma de su sujetador. Cogió una chaqueta negra metalizada, se abrochó bien sus zapatillas adidas blancas y se recogió el pelo en una coleta bastante alta con la maestría única de alguien acostumbrado a peinarse así. Cuando iba a salir se volvió a mirar en el espejo, hacía tiempo que no salía sola de noche, acostumbraba a ir con alguien, después de esto salió lentamente intentando no montar mucho escándalo.


Llevaba media hora esperando delante de su puerta, esa chica era totalmente irresponsable a ese ritmo no llegaría a su cita ni a la de tres giró el espejo retrovisor para observarse bien, se había arreglado para no sabía ni que, tenía la sensación de que debía hacerlo. De repente escuchó el sonido de la puerta de su casa, se notaba que había intentado hacerlo con el menor ruido posible pero él lo escuchó igual. <<¡Oh dios mio!>>. Por su mente solo pasaba la imagen de aquella chica, aquellos pantalones le quedaban de maravilla, tenía que actuar rápido así que salió del coche y se acercó a ella.

Un grito escapó de la garganta de Ginger.

- Tú -su voz sonó acusadora- ¿qué haces aquí?
- Vengo a acompañarte a la cita secreta, ¿pensabas que te iba a dejar sola a sabiendas de que no tenías idea?
- Oh...
- Sube al coche -esto último lo dijo con una dulce sonrisa en su boca.

Ginger subió al coche de Jeff, un Mercedes negro y largo que rebosaba lujo por cada punta. El camino se hizo largo y el ambiente estaba cargado de tensión, ninguno se atrevía a hablar y ninguno entendía que hacían los dos compartiendo un mismo coche.

- Bien, ya hemos llegado. ¿A dónde iremos ahora?
- Tú te quedarás aquí, me han citado a mi no a ti.
- No pienso dejarte ir sola -aunque su intención era descubrir que sucedía la frase escapó de su boca sin pensarla.
- Oh, que tierno -dijo con cierto tono irónico que Jeff pareció entender cuando le miró frunciendo el seño- pero no estamos aquí para esto. Por lo menos yo, quiero descubrir a que viene esta cita.

El sonido del motor de un coche hizó concluir la conversación de ellos. Un chico con capucha negra se bajó del coche y se acomodó en el capó mirando su reloj de mano como si esperase a alguien entonces Ginger bajó del coche y se dirigió a donde se situaba aquel extraño, este pareció notar las pisadas ya que volvió su mirada hacia ella. La miró de abajo hacia arriba, observando cada parámetro de su cuerpo, luego abrió la puerta del coche y dejó entrever una figura más conocida para Gin, Ian.
Cuando se fijó en la figura de su amigo se tranquilizó y corrió un poco hasta acercarse al coche por completo, fue a subirse pero una mano se interpuso entre su cuerpo y el coche.

- Todavía no Ginger.
- ¿Y usted quién es?
- La persona que te ha citado aquí. -Por lo visto el desconocido no conocía el civismo y la tuteaba sin que ella diese señales de confianza en él.

Ya cerca del hombre se fijó en su cuerpo y en sus ojos los cuales le resultaban demasiado familiares, ese brillo y ese azul solo podía pertenecer a alguien e inesperadamente le vino su imagen a la cabeza.

- ¡Diego!
- Al fin me reconoces, ahora sube. ¿Vienes sola verdad? -Ginger recordó a Jeff en el coche y dirigió una mirada fugaz hacia él.
- Sí, pero me vienen a recoger en un rato.
- Vale, ¿de cuánto tiempo disponemos?
- Una hora.
- Perfecto, puede que terminemos incluso antes.



Jeff vio como Ginger se acercaba más y más rápido al coche y como el brazo de aquel desconocido interfirió en su camino, no se pensaba ir sin ella ya tendría tiempo de debatir con ella lo que haya hablado. <<¡Espera, espera, ¿me acaba de mirar?>>. Se fijó en como la mirada de Ginger se dirigió a él durante apenas unos segundos y lo comprendió, le estaba diciendo que volvería y que no se fuese. Vale, aquel plan sonaba divertido, esperar a que una niña vuelva de dar un paseo a las tantas de la noche, su cabeza solo entendía de ironías en ese momento.


Ginger subió lentamente al coche, parecía que Jeff había comprendido su mirada no sentía miedo pues las personas que la rodeaban eran conocidas pero aún así habían cosas que no le cuadraban.

- Vale, primera pregunta... -Ginger era directa, algo que la diferenciaba de muchas otras que daban rodeos y rodeos para llegar a una simple conclusión - ¿por qué me habéis citado aquí?
- Relaja pequeña, vas demasiado rápido. -La voz de Ian era tranquila- Ni siquiera me has saludado.
- Después de citarme de esta manera, es lo normal. ¿Respondes o no?
- A ver, ahora mismo es el único sitio seguro de por aquí.
- ¿Y eso es por qué...?
- Déjate de preguntas Gin, la segunda pregunta me la pido yo y quiero que me seas totalmente sincera. ¿Tú recuerdas haberte caído por las escaleras aquel día?
- ¿Qué día? -Obvio que recordaba que así no había ocurrido.
- El día que supuestamente tu padre desapareció. Gracioso que una semana después volviese a aparecer, casi el mismo día que yo. -Esto último lo dijo más para si mismo.
- No... no recuerdo haberme caído por las escaleras. -No quería contarlo pero los ojos de Ian veían cuando se disponía a mentir.
- ¿Y puedes contarme que pasó en realidad?
- Me … pegaron...
- ¿Quién? Por Dios cariño esto es peor que el trivial -Esta vez fue Diego el que se metió en la conversación, por el brillo de sus ojos parecía estar a punto de perder la paciencia así que decidió hablar claro.
- Mi padre, no recuerdo por que fue, por lo menos ahora no. Sólo se que recibí un golpe en la barbilla y desperté horas más tarde y fue cuando me dijisteis lo de la escalera. No estaba ni cerca, el golpe lo recibí en mi misma cama.
- Muy bien, gracias por tu sinceridad, empezaba a perder la paciencia.
- ¿Ya has visto a Lav, Diego?
- Sí, pero eso no es momento de hablarlo ahora, vamos a lo que realmente interesa, al tema principal de porqué estás aquí.

Gin volvió a fijarse en Diego, su mirada parecía perdida después de haber escuchado el nombre de Lav. No sabía que ocurría entre ellos solo que su hermana el año pasado andaba detrás de él y este desapareció sin motivo alguno dejándola sin nada en sus manos.

- Bien, entonces habla. -Sonó segura de sí misma, algo que por desgracia no era real, empezaba a tener miedo de sus propios amigos.





4 comentarios:

  1. Me encanta saber que te gusta escribir como a mi. Me ha fascinado lo que has ido publicando! yo hace poco inicié un blog. ¿te gustaría pasarte? a mi me agradaría muchísimo!
    mi blog: yellowsmile1.blogspot.com.es

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    1. Si, es fascinante. Claro que me pasaré, todo un placer.
      Un saludo muyyy grande(espera un comentario mio por ahí jeje)

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  2. Agadabilisima lectura, tendrè que ponerme al dia para ·agarrar· el hilo..

    Un placer leerte


    saludos

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    1. ¡Muchas gracias por pasar por aquí, espero que agarres el hilo pronto y sigas apareciendo por mis entradas con dulces comentarios, siempre ayudan a mejorar!
      Un placer que me leas.
      Saludos

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