Había recibido un aviso sobre una chica morena situada al otro lado
de la puerta tocando, y fue decidido a preguntarle quien era pero
llegando a la puerta la reconoció, esa chica que había estado en la
misma clase que él hace años, la misma a la que su hermana le
obligó a llevarle tres barras de pan. Ginger. La recordaba como si
la hubiese visto todos los días de su vida, y más o menos no se
equivocaba.
Le abrió la puerta y antes de poder pronunciar una palabra ya había
entrado, ni le había reconocido, volvió a él el aroma a amarga
despedida de hacía tres o cuatro años. Había huido de aquel
pueblo, no quería tener nada que ver con aquella chica que pasaba
por su cabeza, probablemente era culpa suya por no ser capaz de
acercarse cuando tenía oportunidades. También quería poner a salvo
a su familia, se la llevó a Fraga, el pueblo que estaba justo al
lado, solo había que cruzar la verja negra y caminar durante unas
horas para llegar a él.
Se había quedado con dos mujeres que tenía a su cargo, dos mujeres
que debía proteger de cualquier peligro y con Ginger rondando por su
cabeza no iba a conseguir nada. Terminaron las clases y aprovecharon
el verano para realizar la mudanza, su tio les haría hueco en su
casa hasta que tuviesen una propia y así sucedió. Meses más tarde
una chica bastante bella decidió abandonar su casa en Fraga, quería
volver a donde había nacido, allí donde su familia seguía
esperando su regreso y Jeff,sin ninguna duda compró la casa y la
convertió en un dulce hogar para ellos.
La vida en Fraga era fácil, ocupó su cuerpo en el gimnasio que se
encontraba frente a su casa y su mente en la informática pero tras
dos años de estudios y estudios solo tenía una oferta de trabajo, y
no le venía ni más ni menos que de la oficina de correos-periódico
semanal de su antiguo pueblo, Helche. No le quedó más remedio y
ahora allí estaba, frente a su verdadero problema de nuevo, tras
años de olvido había vuelto a aparecer.
Se sentó en su pequeño cuarto lleno de ordenadores, su amigo de la
infancia, con el único que no había perdido la comunicación
durante esos años, estaba junto a él, sentado. Lo había contratado
como ayudante porque necesitaba dinero para su familia pero ahora
mismo para lo que lo necesitaba no era para una cuestión de trabajo.
Logan lo vio entrar, tenía esa cara desencajada que ponía en los
momentos que se sentía mal, esperó a que llegase y se sentase a su
lado para hablar con él, tardó más de lo normal. Mientras veía a
Jeff recorrer el camino de vuelta se distrajo con el problema que se
expandía rápidamente por la central, algún sinvergüenza estaba
entrando en el sistema de correos, venía de la central KC7, el
ordenador de una trabajadora llamada Ginger. No había visto, ni oido
nombrar, a nadie que se llamara Ginger en las pocas semanas que
llevaba trabajano, pero le recordaba a una chica de su infancia que
se encontraba en la misma clase que ellos dos. “¡Oh,
Dios!¡Mierda!” pensó para sí mismo mientras recordaba que esa
era una de las causas por las que su amigo se había ido y cuando
estaba ya sentado a su lado se dio la vuelta y fue el primero en
hablar.
- Eh, amigo. Olvídate, no merece la pena.
- Logan, ¿cómo lo haces? Tú olvidaste a todas las chicas con las que estuviste y yo teniendo todas las oportunidades, de poder estar con la que quisiese, no estuve con ninguna y siempre me mareó la misma. -Logan solía saber todo lo que pensaba así que no hizo falta aclarar nada.
- No lo sé, yo no sentí nada por ninguna y tú, está claro que sí. Todas te rodeaban por ser un chico sensible y a la vez guapo y aquí estás, mejorado y sigues mareándote con la misma chica.
- Ni me reconoció... No se acuerda de nada, y sé que en el preciso momento en el que se cayó delante de mi y le dí la mano para levantarse sintió lo mismo que yo, aunque fuese por unos minutos. Fue culpa mía, yo ni me despedí, la dejé con mi hermana en medio de aquella tormenta. -La cara de Logan empezaba a desencajarse y no por el problema de su amigo.
- Siento joderte la charla pero tenemos un problema que primero debemos solucionar -su amigo señalaba la gran pantalla que tenían delante.
- ¡No! No puede ser.
- Eh, amigo. Olvídate, no merece la pena.
- Logan, ¿cómo lo haces? Tú olvidaste a todas las chicas con las que estuviste y yo teniendo todas las oportunidades, de poder estar con la que quisiese, no estuve con ninguna y siempre me mareó la misma. -Logan solía saber todo lo que pensaba así que no hizo falta aclarar nada.
- No lo sé, yo no sentí nada por ninguna y tú, está claro que sí. Todas te rodeaban por ser un chico sensible y a la vez guapo y aquí estás, mejorado y sigues mareándote con la misma chica.
- Ni me reconoció... No se acuerda de nada, y sé que en el preciso momento en el que se cayó delante de mi y le dí la mano para levantarse sintió lo mismo que yo, aunque fuese por unos minutos. Fue culpa mía, yo ni me despedí, la dejé con mi hermana en medio de aquella tormenta. -La cara de Logan empezaba a desencajarse y no por el problema de su amigo.
- Siento joderte la charla pero tenemos un problema que primero debemos solucionar -su amigo señalaba la gran pantalla que tenían delante.
- ¡No! No puede ser.
Jeff se levantó lo más rápido posible y corrió por toda la
oficina avisando de que estaba todo el sistema hackeado y que no
debían abrir nada. Volviendo al cuarto de ordenadores escuchó esa
voz, esa voz dulce y melódica que no se había despedido de él esa
tarde, unas pocas lágrimas amenazaban con salir a la luz, pero no,
tenía que comportarse como lo que era, un profesional. Giró sobre
sus pies, allí, sentada delante del ordenador se encontraba su
primer amor no correspondido. Notó un poco de miedo en sus ojos
vergonzosos mientras miraba al suelo, “claro que debe tener miedo”
pensó, ahora mismo, yo soy su autoridad.
Hola, desde https://ayudafa.blogspot.com te saludo
ResponderEliminar¿Cómo se llama tu novela? estaba ojeando las hojitas xd
Por ahora, no tiene más título que el del blog. LEJOS DE LA REALIDAD.
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