Lejos de la realidad: 7

7


 Había recibido un aviso sobre una chica morena situada al otro lado de la puerta tocando, y fue decidido a preguntarle quien era pero llegando a la puerta la reconoció, esa chica que había estado en la misma clase que él hace años, la misma a la que su hermana le obligó a llevarle tres barras de pan. Ginger. La recordaba como si la hubiese visto todos los días de su vida, y más o menos no se equivocaba.

Le abrió la puerta y antes de poder pronunciar una palabra ya había entrado, ni le había reconocido, volvió a él el aroma a amarga despedida de hacía tres o cuatro años. Había huido de aquel pueblo, no quería tener nada que ver con aquella chica que pasaba por su cabeza, probablemente era culpa suya por no ser capaz de acercarse cuando tenía oportunidades. También quería poner a salvo a su familia, se la llevó a Fraga, el pueblo que estaba justo al lado, solo había que cruzar la verja negra y caminar durante unas horas para llegar a él.
Se había quedado con dos mujeres que tenía a su cargo, dos mujeres que debía proteger de cualquier peligro y con Ginger rondando por su cabeza no iba a conseguir nada. Terminaron las clases y aprovecharon el verano para realizar la mudanza, su tio les haría hueco en su casa hasta que tuviesen una propia y así sucedió. Meses más tarde una chica bastante bella decidió abandonar su casa en Fraga, quería volver a donde había nacido, allí donde su familia seguía esperando su regreso y Jeff,sin ninguna duda compró la casa y la convertió en un dulce hogar para ellos.

La vida en Fraga era fácil, ocupó su cuerpo en el gimnasio que se encontraba frente a su casa y su mente en la informática pero tras dos años de estudios y estudios solo tenía una oferta de trabajo, y no le venía ni más ni menos que de la oficina de correos-periódico semanal de su antiguo pueblo, Helche. No le quedó más remedio y ahora allí estaba, frente a su verdadero problema de nuevo, tras años de olvido había vuelto a aparecer.

Se sentó en su pequeño cuarto lleno de ordenadores, su amigo de la infancia, con el único que no había perdido la comunicación durante esos años, estaba junto a él, sentado. Lo había contratado como ayudante porque necesitaba dinero para su familia pero ahora mismo para lo que lo necesitaba no era para una cuestión de trabajo.


Logan lo vio entrar, tenía esa cara desencajada que ponía en los momentos que se sentía mal, esperó a que llegase y se sentase a su lado para hablar con él, tardó más de lo normal. Mientras veía a Jeff recorrer el camino de vuelta se distrajo con el problema que se expandía rápidamente por la central, algún sinvergüenza estaba entrando en el sistema de correos, venía de la central KC7, el ordenador de una trabajadora llamada Ginger. No había visto, ni oido nombrar, a nadie que se llamara Ginger en las pocas semanas que llevaba trabajano, pero le recordaba a una chica de su infancia que se encontraba en la misma clase que ellos dos. “¡Oh, Dios!¡Mierda!” pensó para sí mismo mientras recordaba que esa era una de las causas por las que su amigo se había ido y cuando estaba ya sentado a su lado se dio la vuelta y fue el primero en hablar.

- Eh, amigo. Olvídate, no merece la pena.
- Logan, ¿cómo lo haces? Tú olvidaste a todas las chicas con las que estuviste y yo teniendo todas las oportunidades, de poder estar con la que quisiese, no estuve con ninguna y siempre me mareó la misma. -Logan solía saber todo lo que pensaba así que no hizo falta aclarar nada.
- No lo sé, yo no sentí nada por ninguna y tú, está claro que sí. Todas te rodeaban por ser un chico sensible y a la vez guapo y aquí estás, mejorado y sigues mareándote con la misma chica.
- Ni me reconoció... No se acuerda de nada, y sé que en el preciso momento en el que se cayó delante de mi y le dí la mano para levantarse sintió lo mismo que yo, aunque fuese por unos minutos. Fue culpa mía, yo ni me despedí, la dejé con mi hermana en medio de aquella tormenta. -La cara de Logan empezaba a desencajarse y no por el problema de su amigo.
- Siento joderte la charla pero tenemos un problema que primero debemos solucionar -su amigo señalaba la gran pantalla que tenían delante.
- ¡No! No puede ser.

Jeff se levantó lo más rápido posible y corrió por toda la oficina avisando de que estaba todo el sistema hackeado y que no debían abrir nada. Volviendo al cuarto de ordenadores escuchó esa voz, esa voz dulce y melódica que no se había despedido de él esa tarde, unas pocas lágrimas amenazaban con salir a la luz, pero no, tenía que comportarse como lo que era, un profesional. Giró sobre sus pies, allí, sentada delante del ordenador se encontraba su primer amor no correspondido. Notó un poco de miedo en sus ojos vergonzosos mientras miraba al suelo, “claro que debe tener miedo” pensó, ahora mismo, yo soy su autoridad.

2 comentarios:

  1. Hola, desde https://ayudafa.blogspot.com te saludo
    ¿Cómo se llama tu novela? estaba ojeando las hojitas xd

    ResponderEliminar
  2. Por ahora, no tiene más título que el del blog. LEJOS DE LA REALIDAD.

    ResponderEliminar